Repechaje

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Santiago en 12 palabras

"Realmente hacen falta cien palabras para cuentear este lugar? No me culpen cuando haga lo que tenga que hacer, cuando diga lo que tenga que decir, malditos zombies." Y luego agregó: "No es más que una pobre puta. Pronto terminará como terminan todas".

Ni una gracia.

Esta era una vez, un cuento sin ni una gracia. Llegó a Santiago y nadie le encontró ni una gracia. Se subió al metro, sonrió a todos, y nadie le encontró ni una gracia. Dio un paseo por la Alameda y nadie le encontró ni una gracia. Increíblemente, pagó su pasaje para irse en transantiago, cantó su historia y ni uno de los pasajeros le encontró la gracia. Salió por la pantalla gigante de Ahumada y nadie, nadie, le encontró ni una gracia. Lloró entonces el cuento y nadie se giró a escucharlo, porque simplemente no tenia ni una gracia.

Soy la que iba en el metro

No puedo pintar nada, no puedo escribir nada, qué merezco entonces hacer yo, pobre diabla, mas que llevar el peso de todas las conciencias y de muchas muertes; las maldiciones en los labios, las fantasías y el deseo, la vida común sin cumplir, saboreada, el íntimo sueño del baile y el brillo, qué me toca cantar a mi, la que cada vez que puede, lo único que quiere es arrancar a la costa? Nada, porque soy demasiado normal, soy demasiado santiaguina, acostumbrada a camuflarme entre todas las personas que están escribiendo esto mismo ahora y no importa, tampoco quería hacerlo.

Oiga.

Mijita, ya no se dice "se te paso el tren", se dice que se paso el metro, la vida es demasiado rápida aquí.

Se me olvidó como se escribe.

Así que mejor, para no sentirme ingrata conmigo misma, mi fiel lectora, lo haré aunque crea que últimamente estoy perdiendo todos mis súper poderes. Algo tendré que inventar.
Amapola gira su cabeza, sabe que estoy en algo incorrecto, pero está esperando a que sola me de cuenta, no importa, no la reprocho, sé que es mi amiga y lo hace porque me quiere.
El problema es que hay demasiada gente en mi casa, tanta, que incluso termino sintiéndome una visita más aquí. No soy dueña de nada y no pertenezco a ni un lugar, esa, hasta ahora es mi única conclusión -o síntesis- de los hechos.
Voy a tener que volver a las listas.
Voy a tener que buscar otro demonio a quien venderle mi alma, para volver a (des)ilusionarme otra vez.
Así funciona mi vida (y mis múltiples muertes).
Siempre voy a ser extranjera en todos lados. Siempre seré "el bicho raro", descolocada y des-contextualizada. A veces me molesta, a veces no, así que en realidad no debería preocuparme.
Me voy a sentar tranquilamente hasta que entre otra vez en fase maníaca y me ponga a trabajar en algo.

Eso sería, he dicho.

Cariños, ML

Pd. Ya no soy Miss, ahora si que soy Madama.